Joan N. García-Nieto París nos dejó un 23 de julio de 1994, hace 25 años. Para los que lo conocimos es una ocasión para recordar su papel y lo que representó para el Baix Llobregat, pero también un momento para hacerse la pregunta sobrecogedora y sincera que me hacía un amigo ¿Quién recuerda hoy a Joan y lo que él representó?

Hay que reconocer que hoy pocas personas saben quién fue y lo que representó Joan y desconocen las luchas sociales de la comarca, las que la singularizaron los años 70 y 80 del pasado siglo en el entorno metropolitano de Barcelona y que conformaron, en buena medida, lo que es hoy. Hay que decir que si hoy el Baix es una tierra de progreso y, en cierto modo, un paradigma de inclusión social y diversidad cultural, responde a que la vieja utopía que pensaba Joan ha sido una realidad en la transformación de la comarca.

Claro que Joan, si me escuchase, mostraría su desacuerdo y me corregiría, diciendo que él fue uno más de entre la gente sin voz, uno más dentro de una acción colectiva que se resistió a ser gente subalterna convertida en mano de obra barata para la industria y los servicios dentro de un territorio subalterno. Porque él era y quería ser uno más en el Baix de los iguales, un sueño compartido de Joan y de mucha gente que le quería. Aquella gente que entonces pensaba y luchaba por una utopía: un Baix Llobregat de progreso y moderno, respetuoso de sus diversas identidades, pero sobre todo inclusivo, que no dejara a nadie atrás; una comarca de todos, de los que ya estaban y los venidos de otras tierras.

 “ÉL ERA Y QUERÍA SER UNO MÁS EN EL BAIX DE LOS IGUALES” 

Joan promovió siempre valores. Desde la escuela de formación social del Baix para jóvenes y sindicalistas, en su compromiso personal con las CC.OO. clandestinas y en Bandera Roja primero y en el PSUC. No era un agitador. Su tarea se dirigía a ampliar el conocimiento de las personas, dotandolas de capacidad de análisis de su entorno laboral y social; conocimiento de la empresa capitalista, de la historia de los movimientos sociales, de contacto con el movimiento sindical europeo y del tercer mundo, de las últimas teorías y análisis de los movimientos sociales, y siempre en contacto con líderes sindicales y políticos alternativos de todo de Europa y del mundo.

Joan ayudaba al movimiento sindical y social a ampliar su enfoque, poniendo en contacto las luchas del día a día con otras referencias, a fin de ampliar su alcance para que su mayor impacto permitiera mejoras concretas y una mayor acumulación de fuerzas. Asimismo, ayudó a abrir canales de solidaridad y alianzas con las luchas sindicales de otros sectores acomodados económicamente, interpelándolos para conseguir su solidaridad cristiana y/o democrática. 

 “AYUDÓ A ABRIR CANALES DE SOLIDARIDAD Y ALIANZAS CON LAS LUCHAS SINDICALES DE OTROS SECTORES ACOMODADOS ECONÓMICAMENTE“

En su sentido más amplio, Joan cuidaba a su gente de Cornellà y de todo el Baix Llobregat, pero siempre fue uno más en las luchas, aportando sentido sobre su alcance último, como elemento de transformación y cambio. Lo hacía desde su doble dimensión de cristiano e intelectual. Fue un pensador del sindicalismo y del movimiento vecinal y un luchador más entre los constructores de la comarca actual, de la que hoy podemos disfrutar. 

El Baix Llobregat es el resultado de las ilusiones, los sacrificios y las luchas de ayer, de los que colectivamente querían conseguir derechos políticos y sindicales, mejoras en la calidad de vida y mejores salarios. La vida institucional democrática, el estado del bienestar y su protección actual son su mayor conquista. Todavía, sin embargo, queda camino por hacer, pues no se ha conseguido acabar con las desigualdades y las injusticias y la marginación. El hecho de poder disfrutar de las conquistas de las luchas de ayer nos compromete a seguir luchando por nuevas utopías, ante los retos presentes e injusticias de cada día.

 “EL BAIX LLOBREGAT ES EL RESULTADO DE LAS ILUSIONES, LOS SACRIFICIOS Y LAS LUCHAS DE AYER” 

El recuerdo necesario de Joan no debe ser un ejercicio de nostalgia, de agrandamiento o mitificación de su persona. No se corresponde ni a su sentir ni a su actitud vital. Su memoria, más bien, nos interpela y nos llama a luchar por nuevas utopías, ya que aún las desigualdades y las injusticias marginan a muchas personas de la vida ciudadana. 25 años después tu compromiso es nuestro. 

Francesc Castellana i Aregall. 
Presidente de la Fundación Utopía


La honestidad de un compromiso por la utopía

Observar el pasado para atisbar el futuro, esta es una frase que bien podría definir perfectamente la memoria democrática de las CCOO (Comisiones Obreras). ¿Podríamos a su vez usarla para definir a alguien que atisbó el futuro para cambiar el presente?


Decía Gramsci que: "El paso de la utopía a la ciencia y de la ciencia a la acción. La fundación de una clase dirigente equivale a la creación de una concepción del mundo”.

Creo que esta frase puede definir bien lo significó Joan N. García-Nieto para CCOO y para el Baix Llobregat, una persona comprometida, que pensaba utopías y que formaba consciencia de clase.

Se cumplen 25 años de la muerte de Joan N. García-Nieto y, a pesar de eso, su pensamiento político y su aportación teórica en términos de cambio tecnológico, migraciones, juventud, reparto del trabajo, salario o renta mínima, entre otros sigue siendo de rabiosa actualidad.

García-Nieto, “el Cura rojo”. Cristiano, activista, político, investigador social y sindicalista, fue un exponente importante del movimiento obrero y de la lucha antifranquista, comprometido con la lucha de “los que no eran nada” que se erigió en un referente para una izquierda que entiende la política desde un cuestionamiento crítico permanente, como una acción colectiva contra corriente, una política de transformación dirigida hacia los más débiles de un espacio concreto, como era el barrio de Sant Ildefons de Cornellà.

García-Nieto fue un visionario, un adelantado a su tiempo, que desde el compromiso militante tejió en el ayer los problemas del hoy, vislumbró los retos y el futuro del movimiento obrero para desgranarlo y plantear alternativas a las problemáticas que nos depararía la evolución del factor trabajo. También hizo una aportación destacada al sindicato en la comarca. La formación de los trabajadores y trabajadores y entenderla como una potente herramienta de transformación de realidades concretas y de empoderamiento de las condiciones para poder ejercer mejor su función de representación en la empresa y en la sociedad.

También nos ayudó a asentar una idea muy presente en los valores de CCOO como es la necesidad de reforzar el sindicalismo sociopolítico. García-Nieto creía en un modelo sindical capaz de representar a las personas trabajadoras en paro, pensionistas, a los jóvenes, a las mujeres o a las personas inmigradas. Un sindicalismo abierto a nuevas realidades, a nuevos movimientos y nuevas expresiones sociales que hoy interactúan y tienen como gran reto combatir el paradigma de la precariedad y la pobreza laboral.

Su vida es un compendio de luchas y una articulación de compromisos. En el año 89, al recibir la medalla de Oro de la ciudad de Cornellà, expresó:

Hay cuatro, cinco cosas a las que no he renunciado y no quiero renunciar: En primer lugar, hijo de Catalunya, viviendo en Cornellà durante 25 años, y al mismo tiempo identificado con los que han venido de fuera buscando un hogar, buscando el pan, buscando el trabajo…. En segundo lugar, no renunciaré a ser un hombre de fe cristiana vivida en el seno de la comunidad de base de Cornellà, de los movimientos de la comarca, de cristianos por el socialismo… Tampoco renuncio a continuar siendo hijo de San Ignacio, con una Compañía con vocación de frontera, con vocación total de lucha por la justicia… Finalmente, ni renuncio ni los que estamos aquí renunciaremos, a nuestra militancia sindical, en mi caso en el seno de CCOO; en mi caso también, en el seno del Partit Socialista Unificat de Catalunya, pero luchando por una gran pluralidad entre toda la izquierda, entre los hombres y mujeres que queremos un mundo más solidario. 

 Estas palabras definen a la perfección la vida, comprometida y combatiente de García-Nieto, sindicalismo, militancia comunista, cristianismo y activismo social. Una figura indispensable. Su vida es una manera de entender el mundo, solidariamente; su figura, un efigie de responsabilidad, de luchas compartidas, de compromiso activo con su ciudad, con los más desfavorecidos y vulnerables, con los de su clase; su legado, un prisma para desentrañar el futuro mirando al pasado; su huella, una referencia para el sindicalismo de clase, un punto de partida para seguir tejiendo utopías.

Pol Mena Gironés. 
Coordinador de ACCIÓ JOVE – Joves de CCOO del Baix Llobregat